La Agenda Democrática Pendiente

CVN-Zacatecas / Israel Guerrero de la Rosa/ EL PÉNDULO

Pasado el día de la jornada electoral, nos encontramos en la etapa en la que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, revise y desahogue los recursos de impugnación para la elección de presidente y elabore el dictamen sobre el cómputo final de la elección y la calificación de presidente electo.

Así mientras el proceso electoral sigue su marcha, es necesario señalar la importancia que tiene para nuestra democracia que los ciudadanos además de salir a votar el día de la jornada electoral, ampliemos nuestra participación en la toma de decisiones públicas.

La participación, entendida como la sustancia de la democracia, es indispensable que salga de la urna electoral y se exprese por una mayor serie de canales de comunicación, es decir, abonar a la ampliación de la ciudadanía como lo propone el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), generando una participación política, no electorera, sino constante y más intensa.

Esto implica la construcción de canales efectivos entre la sociedad y el gobierno, tanto en la toma de decisiones como desde el aspecto de la contraloría social, es decir, no sólo participar en la decisión, sino también en que las decisiones asumidas se lleven a cabo. La participación que se da en las elecciones tanto para la votación como en su organización a través de los funcionarios de casilla es un claro ejemplo de que es importante extender la colaboración entre sociedad y gobierno.

Y es que ante la pobreza de instituciones con las que cuenta el país, señaladas constantemente por la corrupción de la que son producto, y por la ineficacia en su desempeño, resulta fundamental para nuestra sociedad la construcción de una gobernabilidad que fecunde el desarrollo, al crecimiento económico y a un sistema financiero interno sano, y esa gobernabilidad sólo será posible en la medida en que se incrementen y diversifiquen los ejercicios de participación ciudadana.

Y esta noción ha venido adquiriendo un peso específico, que incluso, organismos internacionales, como el Banco Mundial, pese a su línea ideológica característica, en su Informe sobre Desarrollo Mundial en el 2006, declaraba que la democracia es un factor determinante de una economía eficiente, es decir, un reconocimiento explícito, por parte de los organismos que enarbolan el modelo económico neoliberal, aseveración que debemos hacer nuestra los mexicanos para abandonar esa visión reduccionista de una democracia electorera, y entender que ésta, es decir, la democracia, como un amplio sistema tiene que impactar en un crecimiento económico sostenido con equidad.

Y es que en la proporción en la que fortalezcamos nuestra democracia y la ampliemos será la proporción en la que tendremos una mejor distribución del poder político, mejores reglas del juego, y mayores incentivos para la actividad económica, lo que contribuye a promover mayor inversión, innovación y voluntad para asumir los riesgos de la propia competencia económica, elementos que son componentes esenciales de las economías.

El Banco Mundial establecía en su documento que “la desigualdad de poder conduce al establecimiento de instituciones que perpetúan las desigualdades en cuanto a poder, condición

social y riqueza”. Por ello la importancia de contar con instituciones que realmente encarnen el interés nacional; por ello la relevancia de que el entrante Poder Ejecutivo federal, y la nueva conformación del Congreso de la Unión, asuman dentro de la Agenda Legislativa y del Plan Nacional de Desarrollo un verdadero compromiso con el sistema democrático, a través de un programa de gobierno que impulse los temas que puntualmente José Luis calva, miembro del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, ha delineado, como:

1. El establecimiento de un verdadero servicio civil de carrera;

2. Efectivo sistema de peso y contrapesos y autenticas separación de poderes;

3. Realización de elecciones libres, equitativas y transparentes;

4. Sistema efectivo de rendición de cuentas, transparencia y auditoria social;

5. Medios masivos independientes, plurales y en auténtico régimen de libre competencia;

6. Gestión autónoma y democrática de los asuntos locales, y

7. Ampliar los cauces de expresión y participación directa de la ciudadanía.

Sin duda, estos temas tan amplios y complejos, por los propios intereses políticos y económicos que representan, deberán ser, la agenda democrática para los años venideros, no sólo para México, sino también para Zacatecas.